viernes, 25 de marzo de 2011

El gran Milan de Sacchi


A nadie le puede sorprender cuando en cualquier tertulia futbolística se discute sobre quienes han sido hasta ahora los mejores equipos de la historia, el Santos de Pelé, el Real Madrid de Di Stéfano, el Ajax de Cruyff (jugador), El Barça de Cruyff (entrenador) o el actual Barça que dirige Pep Guardiola y que no cesa de asombrar al mundo con un fútbol preciosista y efectivo a la vez.

Uno de los equipos que suelen salir en éste tipo de charlas es el mítico AC Milan de Arrigo Sacchi, un conjunto que dominó el fútbol mundial durante varios con una mezcla de orden defensivo y pegada.

Aquel Milan tenía en portería a Giovanni Galli, un guardameta sobrio, sin estridencias pero que cumplía su rol adecuadamente. Galli tenía por delante de él una defensa realmente inexpugnable, su líder y capitán era Franco Baressi, que no sólo era el jefe absoluto a la hora de defender sino que también era el que sacaba la pelota jugada con muchísimo criterio. A su lado el incombustible Costacurta, un central más rocoso y duro en la marca que además dominaba el juego aéreo a pesar de no ser excesivamente alto (dejó el fútbol a los 41 años en 2007).

Los laterales eran bien diferentes, por la derecha, un hombre de infausto recuerdo para los españoles, Mauro Tasotti, un defensa sólido, rápido y bastante contundente en sus acciones. Por el contrario, el lateral izquierdo lo cubría un por aquel entonces prometedor Paolo Maldini, un lateral moderno que dominaba todas facetas habidas y por haber, perfecto como marcador, buenisimo en el remate de cabeza, fino tratando el balón y con una profesionalidad inigualable que le convertirían en capitán milanista años después y sin duda en uno de los mejores defensas de la historia.

En el centro del campo, una autentica bestia se adueñaba de cada balón que pasara cerca de él, Frank Rijkaard que además contaba con la calidad suficiente para no perderlo, con precisión en el pase y con una fuerza descomunal para sumarse al ataque y aprovechar su altura en el juego aéreo o su fuerte disparo.

Junto al holandés, encontrábamos al cerebro del equipo, Demetrio Albertini, “il metronomo” como se le conoce en el país transalpino, era un prodigio en la organización del juego, sus pases cortos y largos eran famosos en todo el mundo y junto a Guardiola, era el mejor mediocentro constructivo del fútbol europeo.

Arrigo Sacchi sabía que no todos podían ser estrellas, necesitaba gente de equipo, comodines de lujo para acompañar a los hombres clave y ese papel lo llevaban a cabo Carlo Ancelotti, Colombo y un Roberto Donadoni que además de su trabajo oscuro poseía un golpeo de balón muy peligroso.

En ataque los goles estaban más que asegurados, el dúo tulipán formado por Ruud Gullit y Marco Van Basten creaban pánico entre los rivales, eran prácticamente imparables. Ruud Gullit era un portento físico, con un remate de cabeza brutal, con disparo con ambas piernas y para colmo poseía técnica de sobras para el regate o el pase.

Sobre Marco Van Basten se ha dicho ya todo, las lesiones le impidieron seguir ganando balones de oro (se quedó en 3), era un delantero total, un 9 capaz de bajar la pelota y jugarla con clase, de driblar, de salir del área para colaborar en la elaboración y sobre todo, sencillamente lo remataba todo. En el banquillo tenían revulsivos como Massaro o complementos como Evani o Filippo Galli.

Aquel Milan llegó a dar exhibiciones como el 5-0 al Madrid de la quinta del Buitre en semifinales de la copa de Europa, derrotando en la final a un Steaua de Bucarest en la que militaban jugadores de la talla del gran Gica Hagi, Lacatus, Petrescu, Balint o Dumitrescu, que no pudieron hacer demasiado ante la maquina rossonera y se llevó un fulminante 4-0 con sendos dobletes de Guliit y Van basten. Al año siguiente de nuevo ganarían la Copa de Europa derrotando con gol de Rijkaard a un gran Benfica que contaba con nombres como el gran meta Silvino, el central campeón del mundo en 1994 con Brasil Aldair o Pacheco.

Era un equipo con una potencia descomunal y que sin duda se trata de una de las mejores obras del deporte rey. Como detalle curioso, aquel Milan arrasaba con mayor rotundidad fuera de Italia, que en el propio Calcio.

Con la marcha de Arrigo Sacchi finalizó una etapa gloriosa y poco después de la mano de Fabio Capello, retomó la senda del éxito sin la regularidad de su antecesor. Tiempo después, grandes jugadores como Rui Costa, Crespo, Shevchenko, Kaká, Seedorf, Rivaldo, Cafú, o Roberto Baggio entre otros han mantenido al Milán como uno de los equipos más fuertes del continente.

Hoy el Milan es un equipo irreconocible, que no para de dar bandazos, que ficha sin sentido haciéndose con cracks en declive como Ronaldinho (ya de vuelta en su Brasil natal) y sin un proyecto claro, con el consuelo de las dosis de calidad de Ibrahimovic, Pato o Robinho pero puede presumir de ser uno de los clubs mas gloriosos del mundo y de haber sido clave en la evolución táctica del fútbol.

Por Fran Salas Balbuena

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