viernes, 5 de noviembre de 2010

¿Papá o mamá?


Pues sí, es el debate más reacio a darse cada fin de semana en lo que llevamos de liga. ¿Messi o Cristiano Ronaldo?. Tanto monta, monta tanto.

Sea cual sea el que elijan no se habrán equivocado. Son dos fenómenos que coindicen en una época del tiempo determinada para darnos duelos individuales de enorme trascendencia mediática y futbolística. Dicen que hay otros jugadores, caso de Xavi, Iniesta, Sneijder, Eto'o, Agüero o Rooney que les pueden disputar el cetro de mejor jugador del mundo a alguno de los dos. Pero lo que es cierto es que el Madrid sin CR7 y el Barça sin Messi son algo descafeinado.

Por partes. Cristiano tiene a su alrededor a jugadores jóvenes, versátiles y con hambre sobre los cuales Florentino Pérez está creando su imperio galáctico. Muy buenos Ozil, Di María, Higuaín y demás, pero los goles, la salsa del fútbol la pone el luso. Es técnicamente muy bueno, va bien por arriba, tiene un disparo (del que a veces abusa en exceso) demoledor, tiene velocidad y potencia y muchas cosas más. Su principal problema es su cabeza, la mental se entiende. No tiene término medio. Cuando se atasca y no ve soluciones intenta hacerlo el todo, tiende a individualizar, y en esa desesperación por encontrarse a si mismo se pierde en patadas o cosas que pueden acarrearle un problema a su equipo. Pero cuando está en forma es un torbellino imparable. Se asocia, regatea y dispara con un acierto endiablado. Su principal arma, más que el regate, es la rapidez con la que arma ambas piernas. Reune muchas cualidades que le hacen ser un auténtico demonio tanto por ambas bandas como por el centro.

El caso de Messi es diferente. Quizás no tenga las cualidades técnicas o el disparo del luso, pero no le hacen falta para deshacerse de uno, dos, tres o los rivales que sean. Lleva el balón cosido a su bota izquierda y para quitarselo hay que descoserselo a patadas, sino no hay manera. Tiene a Xavi, Iniesta, Pedro o Villa a su alrededor pero él es el que hace que el equipo gane o pierda. Con el balón en los pies es díficil pararlo pero sin él también lo es ya que se mueve por todo el frente de ataque, cosa que descoloca a la defensa. Quizás comparta con el portugués que a veces peca de un individualismo excesivo pero, aun así, tiende asociarse constantemente incluso a bajar al centro del campo. El único pero que le veo es que, a veces, da la sensación de que tiene que resolver él cuando al equipo le va mal y se empeña en atravesar una defensa de 4 o 5 personas por el medio.


Después de esto, ¿papá o mamá?...Supongo que en este caso, los colores de cada uno tienen mucho que ver.

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